• El pasado viernes 13 de octubre de este 2017, se presentó la segunda edición del libro Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado socialista en México 1960-1990, publicado por El Taller Editorial La Casa del Mago.

  • El evento se llevó a cabo en las Sala 103 del Atrio de Cintermex y en el marco de la XXVII Feria Internacional del Libro de Monterrey, contando con la valiosa participación del maestro Abraham Nuncio y de Gustavo Hirales Morán, uno de los protagonistas de esta historia.

  • Una presentación que sirvió de pretexto para reunir después de muchos años a estas dos grandes personalidades que son Abraham y Gustavo, quienes hicieron sus importantes aportaciones a esta obra. Nuestro más sincero agradecimiento.

Críticas a Amargo lugar sin nombre.

Imprimatur, Nihil Obstat

El 26 de septiembre de 2013 presenté en Guadalajara por primera vez mi libro: Amargo lugar sin nombre. Crónica del movimiento armado socialista en México (1960-1990). Se trata de un arduo trabajo de investigación -como lo refiero en la introducción del mismo- que me llevó más de quince años para concluir su versión final. Previo a su publicación, el libro estuvo sujeto a varias revisiones por parte de algunos ex militantes del MAS, entre ellos mi entrañable amigo Antonio Orozco Michel. En términos generales el libro ha sido bien aceptado y los comentarios al mismo también han sido muy favorables.

No obstante, a casi cuatro años de su publicación se han ido identificando diversos errores, algunos en el cuidado de edición y de estilo; otros más en imprecisiones con ciertas fechas, lugares o nombres, ante lo cual he argumentado que esos fueron los datos que obtuve en su momento; en otros, y a falta de fuentes más confiables, tomé como referencia lo publicado en algunos medios, pero siempre citándolos como la versión de éstos mismos y nunca dándoles un juicio de valor. Desviaciones que he ido aclarando en cada una de las presentaciones que le siguieron, como en el caso del asalto al edificio Constitución, y que habrán de incorporarse en una nueva edición.

Es verdad que para el trabajo de investigación recurrí a los archivos oficiales, principalmente los radicados en el AGN; y no sólo esos, sino que incluso por otros medios obtuve la ya conocida Carpeta Negra, que no es otra cosa que un amplio fichero policiaco sobre los movimientos “subversivos” (sic), además de otros documentos, fotografías y reportes elaborados por otras corporaciones policiacas (parte de este material se puede consultar en esta misma página). Sin embargo, en ninguno de los casos consideré tales fuentes como soporte para mi investigación, ni mucho menos les otorgué un carácter inequívoco de verdad.

Pero no fueron las únicas fuentes documentales que obtuve para mi investigación; una parte fundamental fue el archivo del CIHMA que me facilitó mi buen amigo Juan Fernando Reyes, o la gran cantidad de documentos –muchos entonces confidenciales- que me compartió de su archivo personal nuestro incansable camarada José Luis Alonso Vargas; por citar los más importantes.

Una de las críticas que mi libro ha tenido –de las menos y más simples- es que en su opinión éste “miente” (sic) porque suponen que está basado en los archivos y fuentes gubernamentales. Lo cual evidencia que no han leído el libro ni completo ni mucho menos debidamente; por tanto, quienes asumen ese supuesto son los que mienten y faltan a la ética. Reto a cualquiera de ellos a que demuestren con evidencias lo contrario.

Es de llamar la atención que quienes asumen esa crítica sean algunos ex combatientes del MAS, mismos que se suman a los que opinan que existen ciertos temas que no debieron tratarse en mi libro (v. gr. los ajusticiamientos). Pero llama más aún la atención que ninguno de ellos haya tenido el tiempo, el valor, la honestidad, la dedicación, la disciplina, o lo que sea, como para sentarse y ponerse a escribir esa verdad absoluta que dicen poseer. De modo que asumen la posición cómoda del censor, creyéndose con la facultad para criticar (en el mejor de los casos) y denostar el trabajo realizado por otros, como en mi caso y el de otros investigadores, que han sido duramente criticados por haberse atrevido a publicar trabajos sin su debido imprimatur o nihil obstat.